miércoles, junio 13, 2007

adiccion a la red

Hoy me voy a dedicar a uno de los problemas de la parte más adicta a la red, y es un tema bastante serio y con muchos matices, un tipo que manipula su identidad a través de la red puede ser un internauta con problemas para socializar que canaliza su necesidad de interactuar con otras personas utilizando medios digitales como un pedófilo que atrae a sus víctimas haciéndose pasar por un niño de 13 años. De más está decir que si bien voy a dedicarme más que nada al primer caso, también existe una faceta bastante macabra que comparte muchas de las características de su par más inocente. Recordemos que en ambos casos nos referimos a personas que pasan demasiado tiempo interactuando con gente a través de la red.Antes de entrar de lleno en el tema intentemos hacer una breve construcción de lo que significa la personalidad. La personalidad está basada en dos factores, en primer lugar tenemos la carga genética, y en segundo lugar tenemos la historia, entendida como aquellos sucesos que afectan a la persona de una u otra forma; dependiendo a quien se le pregunte se le da más o menos importancia a uno de estos dos factores e incluso se ha llegado a eliminar uno completamente. Personalmente me inclino por la corriente intermedia que le da igual importancia a cada uno, veamos esto con un ejemplo. El primer día de clases en un colegio secundario de un alumno nuevo, aquel que sea más agraciado físicamente tendrá menos problemas en relacionarse y seguro ayudará mucho si esta persona es de un buen pasar económico o proviene de una buena familia, ambas circunstancias ayudan a mejorar la adaptabilidad de la persona (aunque las variables son enormes, y las relaciones entre ellas son muchas, pero a los fines del artículo me limito sobre manera) y ambas provienen de circunstancias cuyo origen es totalmente diferente, uno es genético y el otro es histórico-social, pero a fin de cuentas trabajan juntas para armar ese complejo sistema que conforma la personalidad humana.Resumiendo, la personalidad es como una prenda, los hilos son el origen genético, aquello con lo que vamos a armar la pieza, y la habilidad del tejedor es lo histórico, el conjunto de situaciones que permitieron que estos lleguen a manos del artesano. Con esto quiero dejar por sentado la importancia de los dos factores y como van a influir en la construcción de una personalidad en la red.Ya con esta breve introducción bajo del brazo, veamos como se conforma la personalidad en Internet. Fuera de la red, este bagaje social-histórico se conforma con una serie de situaciones, de que familia venimos, con cuanto dinero contamos, cuales experiencias personales tenemos y cuales no (por ejemplo, un divorcio, una violación, una salida a un recital etc.) Pero en la red, la personalidad de conforma, al menos en un primer momento, con una suerte de iconología. Una imagen, o avatar en la jerga y una firma son las cartas de presentación en la red, tanto en los foros como en los programas de chateo (MSN, ICQ, etc.) estas suelen reflejar nuestros gustos estéticos (o en el mejor de los casos, es nuestra foto) o algo que se encuentre de moda, pero ni en el mejor de los casos pueden competir con la cantidad de información que recibimos con la primera impresión de una relación cara a cara, con el “feeling” como le dicen ahora.Llegamos a nuestra primera conclusión del artículo: “En la red nuestra carta de presentación es mucho más limitada y fácil de manipular que en la vida real” sólo es necesaria una imagen que generalmente se relacione con un tipo determinado de persona para automáticamente adquirir las características de la misma, esto puede significar desde un auto deportivo como una señal de provenir de un estrato social alto hasta una imagen característicamente femenina que denota (en el caso de que el navegante sea hombre) directamente un cambio de sexo.Pues bien, es relativamente simple ponerse la careta de otra persona en la red ¿Pero qué pasa a la hora de interactuar con otros internautas? En el caso en el que la persona se esté haciendo pasar por otra, todo se resume a su capacidad de imaginarse las diversas situaciones en las que su personaje imaginario debería haber pasado para llegar a donde está, a que escuela fue, como está conformada su familia, quienes son sus amigos etc. En otras palabras, ya que la parte genética en la red es reemplazada por lo que nosotros queramos poner de imagen, la parte histórica depende de la gran o pequeña mentira que se quiera realizar.En el caso opuesto (recordemos que vemos como un problema tanto el engaño como el abuso de este sistema) la persona que utiliza la red como único medio para interactuar con otros se encuentra con dos problemas, el primero es justificar su constante presencia en la red, “Estoy trabjando” “No tengo nada que hacer” y demases son las excusas más comunes. Cuando la presencia en la red supera ampliamente los horarios laborales estas mentirillas se derrumban con la misma facilidad que un castillo de naipes, de más está decir que aquí las mentiras se tapan con más mentiras “Salgo en un rato” “Estoy enfermo” y demases. Como las excusas no duran demasiado tiempo, el internauta adicto debe cambiar constantemente de amigos, al encontrarse estático en una situación, sus contactos terminan aburriéndose o simplemente se queda sin temas para conversar. Mientras el mundo a su alrededor va mutando, ya sea mejorando sus relaciones (novia, amigos, salidas) o su situación social (estudio, trabajo, compra de inmuebles) el se queda en la misma situación, la del tipo que pasa sus horas libres sentado frente a la PC, obligado a interactuar cada vez con personas más y más jóvenes que el, condenado a tener que repetir las mismas historias una y otra vez, los mismos chistes, hasta que el otro se cansa, crece y se va. Una vez que se agota la bolsa de contactos que pueda sacar de un foro en particular, emigra a otro foro distinto, en donde la llegada de usuarios frescos le permitirá recomenzar el proceso una vez más.Y no crean ni por un momento que esto se limita a un tipo de 20+ años, soltero, que vive con sus padres o en un minúsculo departamento. Este problema también alcanza incluso personas que supuestamente deberían tener una vida social mucho más variada. Hombres casados que utilizan este medio en un intento de reconstruir su juventud relacionándose con personas menores que ellos, mujeres, casadas también, que le dan un poco de alegría a una vida monótona compartiendo sus inquietudes con perfectos extraños dispuestos a escuchar (muchas veces esto termina en otra cosa) e incluso personas supuestamente exitosas que crean un personaje y a través de el descargan todo aquello que no pueden hacen en el mundo real, y no por falta de recursos, sino porque saben muy bien que cuando uno llega a una determinada posición en la sociedad, hay determinadas actividades, determinados grupos, que se cierran automáticamente.Haciendo el papel del abogado del diablo, uno podría alegar que esto no tiene nada de malo, que no es otra cosa más que un juego inocente, e incluso que podría resultar terapéutico. Y de hecho hay mucho de cierto en estas afirmaciones, el problema aquí es el reemplazo de las interacciones sociales por un medio digital que no solo termina con casi cualquier posibilidad de disfrutar un poco la vida al aire libre, sino que también termina inhibiendo a la persona para poder escapar de este sistema, ya sea por el tiempo que consume, ya sea porque una vez que alguien se pone una careta y se acostumbra a las ventajas de la misma resulta mucho más difícil volver a empezar, tener que mejorar en los aspectos que importan en las relaciones cara a cara con la sociedad se vuelve no solo mucho más difícil, sino también inútil. Todos somos víctimas en mayor o en menor grado de esa serie de condiciones sine cua non (o conditio sine cua non, para todos aquellos que gustan de abusar del latín sin ninguna razón en particular) para mejorar en la escala social, entendiéndose por ellas, el mejorar la situación económica o ir al gimnasio para bajar un poco la buzarda. Esto en la red no existe (al menos en un principio, antes de que sea necesario llenar con mentiras la parte histórica como mencioné más arriba) y para muchos, resulta muy cómodo.Vamos entonces a la segunda conclusión del artículo: “El que entra en el juego, difícilmente pueda salir de el”. Y no me refiero únicamente a hacerse pasar por la famosa “chica gamer” (Santo Grial si los hay, sobre todo por estas tierras) sino también, e incluso en un cuadro que podríamos considerar normal. Por la cantidad de tiempo que se termina invirtiendo y lo rápido que es el acostumbramiento a las reglas de la interacción por la red. Lo cual me recuerda un punto que me parece que tenemos que tocar y es el de las relaciones a través de los juegos online, y no me refiero a la partidita de Counter contra pibes de 15 años que se ratearon del colegio (y que nos van a entregar nuestro culo en una bandeja por la práctica que tienen) sino de esos jueguitos en donde uno se pone el disfraz de algún ser medieval y se dedica a matar bichitos por ahí, subir de nivel, comprar ropita nueva y repetir el proceso hasta que el servidor del juego se caiga o hasta que uno finalmente se canse. De más está decir que no hay juego de este tipo que pueda sobrevivir como experiencia de un solo jugador, son demasiado simplones para eso, y que aquello que el juego no ofrece, queda en manos de los jugadores. Es irónico que a fin de cuentas la evolución de la experiencia de un solo jugador, es decir, la creación de un ambiente más realista en donde uno pueda ir de aquí para allá machacando gente sea un aborto de este tipo, es casi como si los desarrolladores de juegos se rindieran. Como no pueden proveer un juego que sea tan interesante como duradero, terminan ofreciendo paisajes, ropa y caracteres para luego dejar a los jugadores a sus anchas. Que ellos se arreglen.¿Y se arreglan? Pues claro que si, si hay algo más humano que nuestra necesidad de socializarnos, es nuestra necesidad de socializarnos bajo ciertos parámetros de distinción, mientras que en la calle presuponemos que el que tiene el auto más vistoso la tiene más grande (metafóricamente hablando, hay gente que dice que es todo lo contrario) en los jugos online aquel que pase más tiempo subiendo de nivel, adquiere una cierta posición social y con ella se distingue de los que pasan menos tiempo, es ese “poder” el elemento fundamental para la serie de comedias de mal gusto que se desarrolla en esos ambientes, tanto dentro como fuera del juego. Casi no hace falta mencionar cual es el atractivo, resulta mucho más simple moverse dentro de un mundo virtual en el que las diferenciaciones sociales parten de la base de cuanto tiempo estemos dentro del juego (oh, sorpresa) que en el mundo real en donde se necesitan años de esfuerzo, talento y un poco de suerte para poder conseguir otra cosa. E incluso con todos estos elementos no tenemos garantía alguna de éxito. Son como las salas de Chat, los programas de conversación o los foros, sólo que en lugar de proveer un medio de intercambio social, le agregan a la receta aquello de lo que la red carece, que es el elemento elitista, por llamarlo de alguna forma. Pero de este tema me voy a encargar más a fondo en el próximo artículo en el cual todos los elementos de las relaciones en Internet van a tomar un fundamento mucho más sólido y bastante más político, y el tiempo que el internauta deberá pasar para poder conseguir algo será mucho mayor. Sin adelantar mucho más me voy despidiendo, nos vemos en el próximo número, inteligentísimo lector de Psicofxp.com y Gaming Factor.

1 comentario:

Mujer de la luna dijo...

Realmente sientes que la adiccion a la red es una excusa para justificar la carencia de personalidad en la vida real?
que la pega, y esas cosas en que muchas personas se ocultan para conocer a otro internauta demustra lo poco seguros que estan de sus habilidades en un mundo real...mmm puede ser.

sin ser una adicta, veo a mis pares que sin este medio de comunicacion les cuesta mas enfrentarse a un abrazo de cualquier persona, que tirar la talla escribiendolo.

saludos